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"Podré escribir sobre lo que mis ojos vieron y mis oídos escucharon, pero mucho de lo que viví quedará en mí, porque no tendré palabras para describirlo"

martes, 4 de marzo de 2008

Dyffryn Merthyron, el Valle de los Mártires

En noviembre de 1883, John D. Evans, Richard B. Davies, Zacarías Jones y John Parry salieron en una expedición que los adentraría en el interior de lo que hoy es la provincia del Chubut, en dirección a la Cordillera.

Iban a buscar oro. John Daniel ya lo había intentado no hacía mucho, con el capitán Richards y otros amigos, dado que conocía el desierto y a los indígenas que habitaban en él.

Llegaron en diciembre hasta el Zanjón del Oro, unos 90 km. más allá de Paso de Indios. Faltos de víveres, John decidió volver hasta el valle del Chubut, junto con su cuñado Zacarías Jones, para abastecerse debidamente, ya que su propósito era llegar hasta la cordillera de los Andes. En el Zanjón o Cañadón del Oro quedaron Parry y Davies.

Al regreso con las provisiones y cinco amigos más, se encontraron con un destacamento del Ejército Argentino en lo que hoy se llama Valle de los Mártires. El comandante Lino Roa iba al mando y conducía a un numeroso contingente de indios cautivos hacia Valcheta. En ese lugar había un "reformatorio" para indígenas con la finalidad de "civilizarlos".

En 1879 se había llevado a cabo la "Campaña del Desierto", y las Primeras Naciones -los Hermanos del Desierto- como les decían los galeses, fueron sometidos y estaban sufriendo sus crueles consecuencias; justamente por eso, los pobladores galeses intercedieron, en 1883, ante el General Lorenzo
Vintter pidiendo que fueran dejados en sus hogares porque "los indios fueron un muro de seguridad y amparo para nosotros..."

Roa les dijo a Evans y a sus compañeros que no quedaban indígenas en el desierto, salvo en los bosques.

Zacarías Jones y los cinco amigos, decidieron regresar al Valle del Río Chubut. Parry, Davies y Hughes prefirieron continuar con Evans. A fines de febrero de 1884 habían llegado al río que hoy se llama Gualjaina y ahí se encontraron con tres miembros de la tribu del cacique Foyel. Uno de ellos, Juan Salvo, los conocía. El encuentro se hizo en un clima amenazador porque Salvo les dijo que sospechaba que ellos eran espías del Ejército.

Los "invitó" a las tolderías de Foyel, en el lugar que hoy se llama Pico Thomas. John Hughes y John Evans aceptaron ir a verlo, aunque no tenían intención de hacerlo. Aprovechando que el caballo de Hughes se había cansado, luego de unas horas de marcha, resolvieron que no proseguirían; eso puso furiosos a Salvo y a sus compañeros. La actitud se tornó hostil y comenzaron a pedirles cosas, accedieron y regresaron rápidamente con Parry y Davies.

Ante la sensación de que corrían peligro decidieron volver al Valle, que distaba alrededor de 600Km.

Cabalgaron por el lecho del Río Chubut -que por esa época del año lleva poca agua- para despistar a sus posibles perseguidores.

El sábado 4 de marzo de 1884. John Evans tomó el mejor caballo del grupo para salir a cazar algún animal que les proporcionara alimento. Montó al "Malacara" y regresó con dos maras (liebres patagónicas).

Con una tropilla de 14 caballos y cargueros retomaron la ruta del regreso en las cercanías de Las Plumas, sin presentir el peligro que los acechaba...

"Cuando de pronto sentimos un aullido y gritos de guerra de los indios y la atropellada de los caballos. Eché una mirada hacia atrás y vi sus lanzas brillar al sol, nos cerraron en círculo; sentí el chuzazo de la lanza en mi paleta izquierda y antes de que pueda reaccionar vi a Parry caer a tierra con una lanza clavada en el lado derecho y no se si los otros compañeros estarían heridos porque hasta ese momento se mantenían sobre sus caballos".

"Clavé las espuelas en las costillas del Malacara, rompí el primer círculo de lanzadores y un indio, que se encontraba a retaguardia detrás del círculo, tomó su lanza con las dos manos y me la arrojó; logré desviarla con el brazo y la vi clavarse en la arena al lado de mi caballo y, antes de que tuviera una segunda ocasión, mi Malacara en dos saltos había salido de su alcance y disparaba dando tremendas brazadas a todo lo que le daban sus patas hacia el noroeste y un tropel de indios me seguía..."

Trescientos metros adelante, un profundo zanjón le cerraba el paso; Evans se veía arrinconado y boleado pero El Malacara no lo defraudó, obedeció y saltó al fondo del zanjón, absorbió el golpe y luego trepó por el lado opuesto.

Los excelentes caballos indios no pudieron imitar la hazaña del Malacara y el rodeo que tuvieron que dar le dio al fiel equino una ventaja que no pudieron descontar. Evans volaba en su caballo y veía que la distancia entre él y sus perseguidores aumentaba con el correr de los minutos. "Que el huinca no escape " podía oír.

El Malacara sudaba en esa tarde calurosa, y galopó incansable hasta la noche. En un cañadón encontraron agua y descansaron un poco pero no se detuvieron; siguieron andando a la luz de las estrellas mientras Evans se orientaba por una de ellas.

El domingo cinco de marzo llegó al Río Chubut. El Malacara estaba cansado, con las patas heridas y sangrantes ya que no tenía herraduras, pero siguieron.

El domingo por la noche pasó por un lugar que se llamaría Campamento Villegas -más o menos a mitad de camino entre la confluencia del río Chico con el Chubut- y se encontró con un colono, Richard Davies, quien le prestó otro caballo para poder llegar hasta Rawson.

Allí se armó una partida de 43 personas armadas con 21 Remingtons y retornaron al lugar de los hechos. Lewis Jones encabezaba el grupo de hombres.

Ocho días después, John Evans llegaba al lugar de la tragedia. El espectáculo era horroroso, sus amigos estaban muertos y horriblemente mutilados.

Cavaron las tumbas y enterraron los restos de sus compañeros. David Jones realizó un responso y todos cantaron el himno religioso Bydd Myrdd O Ryffeddodau (Millar de Maravillas).

El lugar pasó a llamarse "Dyffryn Merthyron" -Valle de los Mártires- y el paso del Río Chubut, cercano al solitario cementerio, se llama "Paso de las Tumbas" -Rhyd Beddau-.

Las especulaciones son muchas sobre las causas de este hecho inédito entre indios y galeses, fue el primero y afortunadamente el último.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Marcos Que interesante lo que compartís, es maravilloso como cada lugar atesora tanta historia. Gracias por compartirla.